Un fenómeno curioso se ha despertado en el entorno del fútbol venezolano...
Un fenómeno curioso se ha despertado en el entorno del fútbol venezolano, ya que año tras año los jugadores de su torneo local hacen las maletas para mudarse al extranjero, sobre todo cuando tienen muy corta edad. Sin embargo, lo que parece ser algo común en todos los países de este lado del continente puede explicarse en Venezuela: un país de menor tradición futbolística.
¿POR QUÉ EL FUTBOLISTA VENEZOLANO SALE TAN JOVEN DEL TORNEO LOCAL?
Futbolísticamente, la imagen de Venezuela ha crecido en las últimas décadas. No solamente a través de una selección mayor, que presenta mejorías en sus resultados y también a nivel de juego, sino en los procesos de selecciones menores que han lucido a nivel continental: la categoría Sub-20 que clasificó al Mundial Egipto 2009, llegando hasta octavos; la Sub-17 en 2013 quedó subcampeón en el Sudamericano, pero no superó la fase de grupos del Mundial; y la camada Sub-20 que finalizó subcampeona del mundo en 2017. Esas pudiesen ser las tres cartas de presentación del fútbol formativo venezolano para el mundo.
Esto ha dado a los jugadores nacionales un nuevo mercado emergente, en el que determinados países los ven como una opción interesante para reforzar a sus clubes por su buena relación costo-calidad. Esto comprendiendo que varias de las transferencias de los futbolistas venezolanos al exterior se dan a coste cero (ya que no es tan común firmar contratos de extensa duración) o a un precio más accesible que un futbolista de características similares de otro país.
La situación económica, política y social de Venezuela también es un factor clave al analizar la temprana migración del futbolista en la Liga FUTVE. Sobre el primer punto, a los clubes les resulta económico fichar a un jugador venezolano, ya que varios equipos venezolanos se sustentan es de la formación y venta de sus futbolistas, más que de los acuerdos comerciales o la entrada por taquilla, por lo tanto vender es una prioridad y al no haber tanta competencia interna, las ofertas del extranjero son las más apetecibles para los equipos.
Además, las propuestas económicas que los jugadores reciben en el extranjero suelen ser mejores que las del entorno local. Si bien, no es un común denominador en todas las salidas (hay quienes se rebajan el sueldo para poder jugar fuera de Venezuela), ocurre en el caso de muchos futbolistas jóvenes que simplemente ven en el extranjero la posibilidad de “cumplir un sueño”.
En el terreno de lo político y lo social, son varios los futbolistas que deciden salir del país pensando más en mejorar sus condiciones de vida que en su futuro desde lo futbolístico. Eso ha dado pie a que países como Azerbaiyán, Chipre o Malta sean destinos recurrentes para jugadores venezolanos que no resaltan en el torneo local, pero tienen la oportunidad de hacerlo fuera. Asimismo, divisiones bajas en el fútbol italiano o español cuentan hoy en día con jugadores más veteranos de Venezuela, que piensan en su estabilidad a presente y proyectos a futuro en países de primer mundo.
FINALIZAR TU FORMACIÓN EN EL EXTRANJERO
Muchos son los jugadores que se marchan de Venezuela sin haber concluido el proceso de categorías menores o con ciertas deficiencias formativas que asombran en el extranjero. Si bien el jugador venezolano atrae por sus buenos registros, tiene además un plus competitivo al haber jugado categorías profesionales desde muy joven, teniendo un roce superior al del futbolista promedio de su edad; pero algunas veces éstos terminan teniendo menos protagonismo del esperado o marchándose a filiales para corregir aspectos que no se trabajaron en su país natal.
Finalizar un proceso de categorías menores en el extranjero siempre resulta positivo desde el punto de vista motivacional. Cuando un jugador venezolano parte al extranjero, refleja en su juego los conocimientos de quiénes lo entrenaron y ayudaron en su formación, mejorando además la imagen del Venezuela internacionalmente, que ve como los futbolistas nacionales se van abriendo espacio en cualquier liga del mundo, adaptándose a los diferentes estilos de juego en el exterior.
Asimismo, el futbolista venezolano suele adaptarse a varias posiciones, lo que ha permitido que algunos jugadores provenientes de la Serie Élite u Oro cambien de rol cuándo se prueban en el extranjero. En un país que produce muchos extremos y volantes ofensivos, muchas veces reubicar jugadores a posiciones de la defensa termina dándoles más oportunidades en el extranjero.
Asimismo, la experiencia de poder compartir con jugadores más consagrados o rodados en otros países suele ser un plus a la hora de hacer crecer a un futbolista profesionalmente. Casos como el de Christian Makoun, Carlos Faya en Fortuna Sittard (con canteranos del Liverpool, Dortmund, Valencia, Juventus, Toulouse entre tantos otros) o Yangel Herrera –en su momento– en el New York City, son claros ejemplos de jóvenes venezolanos que han aprovechado su oportunidad para nutrirse de conocimientos, que los han ayudado en lo personal, ya sea por escuchar experiencias de vida de personas en otros países o por el cambio que implica pasar a vivir solo o en una residencia, con un nuevo ambiente, nuevas culturas y a veces hasta un nuevo idioma.
Algunos clubes comprenden este proceso y esperan por la adaptación del jugador a un nuevo ambiente y estilo de fútbol. Otros, al ver que el rendimiento no es el esperado, optan por buscar un nuevo destino para el futbolista, dándose muchas veces el regreso a Venezuela. También hay equipos que entienden que el atleta necesita pasar por otro proceso formativo si quieren ver el resultado esperado, por lo que optan por un préstamo o un descenso de categoría a filial para emparejar algunos errores de formación.
Entre estos errores de formación, José Hernández habla sobre el nivel de ejecución de una jugada, que está ligado a la técnica del jugador, así como ciertas dificultades en la toma de decisiones. Otro error recurrente es el de la intensidad: capacidad de realizar una acción en el tiempo, con la fuerza y la actitud correcta. Por lo tanto, este aspecto está ligado a los dos mencionados anteriormente.
“Muchas veces creemos que la intensidad es solo correr y estar en más sitios. A veces en el futbol hay que estar en un solo sitio y a veces ocupar varios espacios rápidamente. Para cumplir eso hay que tener intensidad y saber leer el juego”, opina el estratega de la Vinotinto Sub-20.
Hernández considera que el entrenador de categorías menores debería priorizar la formación de sus futbolistas al resultado y que sus intervenciones deben potenciar o estimular la intensidad de los jugadores, desarrollando su técnica para ejecutar jugadas y transmitiendo conocimientos para que los jugadores sepan interpretar las situaciones y decidir acertadamente.
Tomándose estas correcciones en categorías menores, el futbolista que salte al extranjero por sus rendimientos en el torneo local o la selección tendría menor desventaja a la hora de competir con jugadores internacionales, formados en otras condiciones.