El fútbol en Estados Unidos es distinto al resto del mundo.
El fútbol en Estados Unidos es distinto al resto del mundo. No en vano sus fanáticos hablan de soccer en vez de football. Es curioso cómo a principios de los años noventa no tenían una liga como lo que es hoy la MLS, que de a poco va perdiendo el estigma de “liga de retiro” para competir a nivel de ojeo en el continente. El futbolista sudamericano puede considerarla como la escala previa antes de ir a Europa, como lo han hecho Miguel Almirón o Yangel Herrera.
Existen tres divisiones profesionales en Estados Unidos, la NASL, la USL y la MLS. Es importante aclarar que no se trata de un sistema piramidal, sino que las dos primeras funcionan como “segundas divisiones alternativas”. De estas divisiones inferiores no hay manera de ascender hacia el primera. Así mismo como no hay descensos en la máxima categoría del fútbol estadounidense.
Existen varias razones por las que esto no ocurre. Los dueños de los equipos de la MLS, además del primer equipo, tienen parte de las acciones de la liga. El Sporting Kansas City, que antes era Kansas City Wizards, ha aportado 60 millones de dólares a la MLS. Los comisionados de la liga no ven con buenos ojos que un día el SKC pierda la categoría, a la par de su inversión en la liga.
Esto es normal desde la mentalidad deportiva del país: la NBA, la NFL, la MLB y la NHL funcionan de la misma manera: los equipos son franquicias que solo pueden modificar a sus participantes cambiando de sede o de nombre a sus participantes. Sería divertido pensar qué ocurriría en Europa si la Juventus, por ejemplo, decide mudarse a otra parte de Italia y cambiarse el nombre. Esto es normal que ocurra en la MLS.
Equipos como los Kansas City Wizards, Chivas USA, Tampa Bay Mutiny, New York Metro Stars son algunos de los miembros de la MLS que, o cambiaron de plaza o simplemente dejaron de formar parte sin dejar sucesor. Los que antes eran fanáticos del Chivas USA hoy lo son del LAFC, un club con una labor de mercadeo muy atinada en sumar aficionados. Solo hace falta ver sus partidos de local. Zlatan Ibrahimovic les dio demasiada importancia en su paso por Los Angeles Galaxy. En ese sentido la liga ha logrado que los equipos nuevos rápidamente tengan arraigo con su comunidad.
Lo que quizá no se pondera sobre este sistema cerrado de competencia son los equipos que quedan excluidos de los playoffs. En la MLS hay un ecosistema de 26 franquicias divididas en dos conferencias de 13, y se clasifican 7 por cada una. La cara oscura del formato son los equipos relegados de la lucha por la mitad de tabla. Una vez sin clasificación matemática posible, no tienen ningún incentivo para competir. Esto sucede en otras ligas en la mitad de la tabla, pero los que luchan el fondo están preocupados por el descenso.
El descenso no existe en la concepción del deporte estadounidense. De hecho, en el soccer les costó entender el sentido de un resultado final en empate. A principios de la liga, se buscó un método de desempate muy particular. En vez de tiros penales, se hacían duelos arquero contra jugador de campo, con el poseedor conduciendo desde fuera del área. Sin duda una innovadora solución que, si bien no duró mucho, era divertida de ver.
En el 2016, la empresa Silva International Investments estimó que el sistema de descensos y ascensos supondría un acuerdo de 4 mil millones de dólares en derechos de transmisión televisiva. Una oferta que cuadruplicaría los ingresos del acuerdo actual. Sin embargo, la liga no quiso entrar en discusiones sobre el cambio de formato porque a nivel contractual, no están facultados para discutir otros acuerdos aparte del que se maneja en la liga. Esta quizá es la razón por la que no se da el visto bueno al cambio: para la MLS es más importante el status quo entre los intereses de las franquicias que acuerdos comerciales que potencien económicamente el fútbol estadounidense.
Los dueños de las franquicias no solo son dueños de un equipo, sino que las acciones de la MLS les pertenecen en un porcentaje similar al de su inversión. En caso de ascensos desde la NASL, habría equipos que no podrían competir a nivel financiero con el subsidio de la liga dado a su modelo de inversión. Y esto comprometería el desembolso de los máximos accionistas, teniendo que aumentar sus cuotas para que la liga siga siendo sostenible.
“Creo que para impulsar todo el potencial del juego en EEUU, los ascensos y descensos son parte de la solución”, llegó a afirmar Dan Jones, cabeza del grupo deportivo de la empresa Deloitte. Claramente los miembros de NASL y USL miran con buenos ojos el modelo de ascensos.
La parte positiva es que la MLS nació con este sistema y nunca hubo perjudicados por el mismo. Si otra federación del mundo optase por cerrar su liga, supondría un agravio para la pirámide competitiva nacional y acuerdos de derecho televisivos jugosos que no podrían darse porque las partes involucradas no lo deseen.