La pareja Lautaro-Lukaku era fundamental para la estructura del Inter de Conte.
La pareja Lautaro-Lukaku era fundamental para la estructura del Inter de Conte. Primero porque era una alternativa para instalar al equipo en el campo rival por medio de los envíos largos y el juego de espaldas de ambos. Y segundo porque el estratega italiano exigía una variedad de ubicaciones y desplazamientos que servían como alternativas para profundizar. Con la calidad individual de los atacantes, la sinergia que ambos tenían como pareja y esa diversidad de movimientos, el Inter formó una dupla de atacantes que no solo era de las mejores de Europa, sino que le hizo salir campeón.
Uno de los automatismos característicos eran los movimientos en “v” de esta dupla. Ambos estaban a la misma altura, uno descendía para jugar de espaldas, mientras que el otro atacaba el espacio que dejó su compañero. En ese mecanismo, Lautaro comprendía cuándo apoyar en la gestación, dejar de cara al arco a un compañero al pivotear, abrir a la banda o controlar, girar y activar a Lukaku al espacio. Así como también él podía ser quien se desmarcara al espacio para ser activado por uno de los defensores o por uno de sus compañeros en ataque.
En la temporada actual, Lautaro ha tenido que actuar en un sistema y modelo similar, ya que Simone Inzaghi ha mantenido el 5-3-2 y las varias de las formas de activar al argentino. Ahora bien, uno de los detalles que debía encajar el entrenador era la relación con Edin Dzeko. El bosnio no es un jugador que marque diferencias con su zancada, potencia y velocidad al conducir, como lo hacía Lukaku, pero sí posee mucha interpretación y sentido para desplazarse, al igual que técnica en sus controles y pases. Eso le ha ayudado en la coordinación y el entendimiento inicial con el argentino.
Esos movimientos en “v” se han mantenido y los podemos ver en distintas fases. En la construcción, Lautaro sigue siendo una alternativa para establecer al equipo más arriba tras controlar, avanzar al conducir y/o conectar con un pase. Tanto con Handanovic, cuando el Inter intenta atraer al rival para generar espacios más arriba y no puede seguir tocando en corto, entonces el esloveno localiza al argentino para activarlo con un pase largo. Así como también para Bastoni, De Vrij y, principalmente, Skriniar, quienes aprovechan sus descensos al círculo central o los desmarques al espacio.
Al iniciar el juego, Lautaro está alternando esos pivoteos, desplazamientos al espacio y fijación de los rivales con Dzeko. El bosnio también es una opción para salir y prolongar la jugada. Además, se intenta que las distancias entre ambos no sean tan amplias, así al sobrecargar una zona pueden relacionarse en corto o aplicar el automatismo que mencionamos previamente. También, ya al estar más cerca del área, él está activando al espacio a Dzeko cuando permanece en paralelo a él o se escalona levemente y recibe un pase diagonal de alguno de los volantes o carrileros.
Como detalle final, Barella es otro compañero importante para el argentino porque es el volante con el que mejor está interactuando. Entiende el momento de aproximarse y recibir un envío de él para girar y conducir o lanzar, al igual que cuándo atacar el espacio para seguir la progresión o finalizar una jugada. Además, ambos muy intensos, verticales y agresivos, eso les hace relacionarse muy bien y logra impulsar varios de los ataques del Inter para que el equipo tenga profundidad.