En un campeonato en donde el River de Marcelo Gallardo brilló...
El delantero de River ha sido, a su vez, la gran explosión y el gran futbolista de la Liga Profesional. Aquella primera convocatoria a la selección argentina fue el detonante de la inmensa evolución que vendría después, mostrando una mejora casi en tiempo récord en todos sus recursos futbolísticos y añadiendo gol a su espectacular rendimiento. Se convirtió en insustituible en la estructura de Gallardo gracias a sus cualidades asociativas para hacer carburar la organización ofensiva, incorporándose al circuito de pases y mostrando amplio catálogo para entregar el balón jugando de espaldas al arco rival, descargando a un toque y haciendo fluir el juego hacia los costados o dejando de cara a la portería oponente a sus compañeros. Sus excepcionales desmarques lo volvieron muy productivo y útil para jugar en una doble punta o hacerlo en solitario, gracias a su capacidad para caer a distintas zonas del frente de ataque y moverse con sentido, lanzando rupturas peligrosas (excelsa lectura de espacios disponibles) para penetrar la última línea contraria en concordancia con las de su compañero o, en caso de jugar solo, mostrar autosuficiencia para generarse sus propias chances de gol.
Jugando a préstamo en el equipo de Sebastián Beccacece, Walter Bou encontró su lugar y pudo adueñarse del equipo siendo su futbolista más importante esta temporada. Ha sido fundamental en transición ofensiva, materia que Defensa y Justicia ha explotado esta temporada, ya sea siendo lanzador de las mismas o comandándolas con su habilidad transportando la pelota en grandes distancias cuando tiene campo para recorrer. Su toma de decisiones ha sido otra de las claves para que todo sea exitoso. Por otro lado, en fases de ataque posicional, ha gozado de libertad por el carril central, siendo trascendentales sus descensos al mediocampo para crear superioridades y generar ventajas para el colectivo. Además, su rol cayendo sobre la izquierda en la organización ofensiva ha sido una de las razones por las cuales ese costado se convirtió en el lado fuerte de Defensa y Justicia, juntando pases y creando triangulaciones con el extremo y el lateral. También ha establecido una sociedad potente con el centrodelantero, generando entre ambos movimientos específicos para desajustar las marcas oponentes y llegar con facilidad a producir peligro. Otra mejora sustancial que también tiene que ver con su juego fuera del área radica en su aporte de espaldas al arco: atrae a su par, descarga y deja apoyos espectaculares para que un compañero reciba de frente y así romper una presión.
El inicio de temporada del mediocampista no fue el que en general se esperaba, pero poco a poco fue ganándose un lugar en el once titular a base de respuestas concretas dentro de la cancha. En un principio jugó abierto por izquierda, ejerciendo de volante externo, hasta que con el pasar de los partidos se integró más al carril central, como está en su naturaleza, jugando de interior. Allí explotó todo lo que se sabía que podía aportar: organización del juego, virtudes técnicas, presencia en la base de la jugada, calidad para asociarse en corto, inteligencia para dirigir el fútbol del equipo anexando entre sí a sus compañeros y capacidad para asistir mediante su pase filtrado y visión de juego en metros finales. Con el equipo establecido en campo rival, sus cambios de orientación han sido vitales para cambiar al lado opuesto girando la defensa oponente y hallando ventajas en ese sector, habilitando al lateral/extremo con margen para controlar, pasar o conducir. Sus apariciones entre líneas también dotaron de calidad a las posesiones del equipo, a su vez que le brindaban un punto clave de amenaza: desde allí filtró, asistió y hasta probó su remate de media distancia cuando tuvo la oportunidad, mostrando la potencia pero, sobre todo, la colocación y precisión que puede darle a su remate para que la pelota acabe dentro del arco. Acabó la campaña siendo, quizá, el mejor volante del campeonato, gracias también a su altísimo grado de confianza.
Fue el futbolista más importante de Godoy Cruz esta temporada, no solo por su aporte en goles y asistencias sino también por todo lo que ofrece a la estructura ofensiva. Martín Ojeda puede jugar de enganche, de interior y de extremo por ambas bandas, y así lo ha hecho este curso, sobresaliendo en cada parcela del campo. El zurdo tiene un cambio de ritmo muy difícil de contrarrestar, mucha agilidad en el transporte del balón y grandes cualidades asociativas para hacerse responsable del juego en el mediocampo y hacer fluir la circulación. Sus recepciones entre líneas generan peligro al adversario por la facilidad que tiene para armar el remate rápido con su zurda y la potencia que puede darle al mismo, además que presenta gran calidad para escapar de situaciones poco ventajosas por contar con escaso tiempo y espacio. También ha mostrado determinación jugando por la derecha, a pierna cambiada, para buscar el uno contra uno aislado, ganar tiempo con el control, buscar el enganche para su pie zurdo y, una vez generado el espacio, rematar al arco. Apareciendo por pasillos interiores ha dejado intervenciones valiosas en organización ofensiva, descendiendo para dirigir, buscando paredes por dentro, sociedades cortas, conectando con pases filtrados e incluso lanzando desmarques de ruptura para cargar el área apareciendo por sorpresa como delantero. Con el transcurso de los partidos, demostró ser capaz de pulir su toma de decisiones y cada vez se lo vio más eficaz en cada acción.
El volante de River ha pasado por diversas zonas de la mitad de la cancha en toda la temporada. Jugó de mediocampista central acompañando a Enzo Pérez en la base, se soltó a una segunda altura, ejerció de interior y hasta llegó a probar de enganche. Aumentó su nivel conforme iba teniendo más minutos, hasta ganarse el puesto y quedar como un insustituible en el sistema de Marcelo Gallardo. Su capacidad para distribuir el juego, siendo ese volante que da dinámica y organización a la vez, ha sido indispensable para que River fuese un equipo cada vez mejor en campo contrario, mejorando cada vez más su trato de balón y priorizando las sociedades cortas para llegar a generar peligro sin perder su esencia enérgica. Juega a pocos toques, tiene inteligencia para agilizar la circulación y exhibe un repertorio de pases muy amplio para su edad: precisión en corto jugando con cercanos y juntándose con sus compañeros y calidad en el pase largo para cambiar la orientación y girar el bloque rival. Encuentra receptores con muchísima facilidad y prioriza romper líneas, haciendo naturales pases difíciles por la interpretación y precisión requeridas. Además, ha demostrado que puede ofrecer soluciones en distintas alturas, siendo capaz de proteger la pelota escondiendo la acción siguiente y consiguiendo mantenerla en su poder a pesar de estar bajo presión. Jugando de enganche, ha exhibido virtudes técnicas de alto valor por la dificultad que supone ejecutarlas y se ha mostrado productivo cargando el área. A nivel defensivo y como River se lo exige, mostró su efectividad presionando tras la pérdida, recuperando mucho, manteniendo al equipo en campo rival y prolongando los ataques.
Uno de los responsables de la gran temporada de Talleres ha sido Diego Valoyes. Porque desde su electricidad en la banda derecha, el extremo colombiano ha sido una vía permanente para romper defensas rivales y desequilibrar a través de su gambeta, desparpajo y creatividad. En ataque posicional, su aporte ha sido sustancial buscando el uno contra uno y siendo impredecible por su calidad para escapar en espacios reducidos, su regate corto engañando al marcador, su conducción corta en diagonal y sus punzantes centros (rasantes o buscando cabezazo de un compañero). En transición ofensiva, arma también bastante utilizada por Talleres, primero su inteligencia para desmarcarse atacando la profundidad y segundo su agilidad para transportar la pelota recorriendo largas distancias y dejando rivales en el camino, en este caso más por velocidad que por gambeta en sí, han sido determinantes para representar una amenaza al equipo oponente. También ha sido vital a nivel asociativo, sin ser el suyo un perfil demasiado potente en este sentido, para hacer carburar ciertas dinámicas sobre el costado derecho, variando recepciones en amplitud y en zonas intermedias, apoyando a veces, favoreciendo el ataque posicional y creando conexiones productivas para acabar profundizando, siendo muchas veces él mismo quien ejecuta una ruptura al espacio luego de juntar pases.
Dentro del apartado de los veteranos, no puede faltar el goleador de Rosario Central. Convirtió quince goles en diecinueve partidos, siendo uno de los máximos anotadores del torneo y dando constancia de su acierto de cara al arco rival. Acabó el campeonato con un promedio goleador de 0.75, apareciendo además en partidos clave para el equipo del ‘Kily’ González. Dentro del área ha sido infalible e indetectable, combinando desmarques cortos para hallar el espacio con una variedad excelsa de remates (de derecha, de zurda, de cabeza, a un toque, recurriendo a recursos como el taco) y variando direcciones en el tiro como solo los grandes artilleros pueden hacerlo. También ha exhibido inteligencia en los desmarques de ruptura para penetrar defensas, ya sean estas de cuatro o cinco integrantes, atacando intervalos entre defensores y siempre teniendo como objetivo recibir la pelota para disparar. Fuera del área, su aporte ha sido también importante, sumándose muchas veces al circuito de pases por el carril interior o cayendo a alguna banda a apoyar para arrastrar marcas y confundir a los defensores. Cuando el equipo buscó juego directo, respondió ganando duelos aéreos, bajando la pelota y protegiéndola, a pesar de no ser tan alto, pero sí ayudándose de su potencia física y de la dificultad que supone derribarlo. Su sociedad con Emiliano Vecchio, otro veterano del equipo, ya sea devolviendo paredes o llevándose jugadores para limpiar caminos con sus rupturas, ha sido una de las armas del equipo rosarino para generar amenaza.
El mediocampista ha sido pieza sustancial para el mediocampo de Ricardo Zielinski, acumulando mucho volumen de juego y haciéndose responsable de la organización en el mediocampo, además de sumar apariciones en zonas cercanas al área rival y lanzar las acciones a balón parado. Un volante con calidad técnica e inteligencia para proteger la pelota, atraer presión, esconder pases, dirigir el juego y juntar a sus compañeros en la mitad de la cancha. En este torneo ha ejercido de conector entre mediocampo y frente ofensivo, apareciendo en una segunda altura en el centro del campo, y ha mostrado un repertorio de entregas bastante amplio que mejoró las posesiones de Estudiantes (que no ha sido un equipo que necesite tanta tenencia para generar peligro) juntando en corto, batiendo líneas de presión para progresar, filtrando al área y cambiando la orientación para hallar compañeros en el costado opuesto. También ha exhibido su habilidad en la conducción de la pelota, siendo capaz de cambiar el ritmo y dirigir transiciones ofensivas (aunque sea más especialista lanzándolas). Además, ha aportado mucho en lo que refiere a desmarques de corta distancia, ofreciéndose de forma constante para ser receptor del balón, ofreciendo soluciones al colectivo en distintas alturas y ocupando diversos pasillos. Ha sumado seis asistencias en esta Liga Profesional, siendo un hombre vital en el último pase y demostrando que su pegada es de las más efectivas del fútbol argentino en acciones a balón parado, una de las armas favoritas del entrenador del Pincha.
Más como enganche que en otras temporadas, Thiago Almada ha firmado uno de sus mejores campeonatos en Primera División, encontrando una regularidad en su rendimiento y ayudando de sobremanera a la gran campaña del equipo de Mauricio Pellegrino. Jugando con libertad, alternando entre recepciones entre líneas y descensos a la base de la jugada para ayudar a dar progresión, se ha convertido en determinante, siendo el conductor del equipo y quien es capaz de conectar con los delanteros y mediocampistas. Arma juego, interviene a distintas alturas y es clave en metros finales para finalizar o asistir. Ha vuelto a exhibir su capacidad para escapar de situaciones poco ventajosas por tratarse de espacios reducidos, sacando a relucir también una creatividad tremenda y un talento innato para recurrir a la gambeta y escapar en aventuras individuales. Esa aparición entre líneas que le permite recepción y giro veloz para ponerse de cara, cambiando luego el ritmo transportando el balón y acercándose a la medialuna para ya sea filtrar o rematar, se ha convertido en su jugada favorita y lo más importante ha sido que sus compañeros la entendieron. Por otro lado, cuando cuenta con espacios y campo para recorrer (situaciones de transición ofensiva, por ejemplo) su poderosa conducción llevando el balón lo más pegado al pie le ha permitido escapar naturalmente de rivales y generar contextos favorables para quienes acompañan y llegan a posibles zonas de remate. Quizá la mejora más evidente tiene que ver con la toma de decisiones, mostrándose más maduro en este sentido y perfeccionando su intención y ejecución, aumentando también sus cifras de goles y asistencias.
Por lo que le exige el contexto, el central zurdo de River ha firmado una temporada extraordinaria. Siendo primer atacante, ayudando a dar progresión y entendiéndose de forma excelente con su compañero de zaga, su interpretación del juego para construir desde los primeros pases ha sido una de las razones por las que el equipo de Gallardo ha sido tan dominante en campo rival. Conducciones atrayendo presión y midiendo el salto del contrario, ganando metros en terreno adversario o sumándose al ataque y un repertorio de pases extraordinario: entregas verticales hallando al mediocampista central con facilidad, toques de primera, pases rasantes o bombeados, aperturas a la banda en diagonal habilitando al lateral o cambios de orientación para activar al costado opuesto y ganar metros. Por otro lado, como una de las claves del equipo es defender lo más cerca del arco enemigo como sea posible, su trabajo tras pérdida ha sido determinante. Estuvo atento para anticipar, ganar duelos aéreos y por el suelo e imponerse más por lectura defensiva que por dimensiones físicas. Sus coberturas a la banda, cuando el lateral descuidaba su espalda, han sido determinantes para despejar peligro y dar tiempo, exhibiendo su velocidad y lo bien que se desenvuelve fuera de su zona. En los momentos que el equipo defendió organizadamente, ha mostrado una solvencia extraordinaria para proteger el área a nivel aéreo y terrestre bloqueando remates o aportando despejes por aire y suelo.