Para iniciar el año 2022 enero nos trajo la Copinha, un torneo que admitió a...
Para iniciar el año 2022 enero nos trajo la Copinha, un torneo que admitió a 3.759 futbolistas y 128 equipos repartidos en 32 grupos. Seguir toda la copa es imposible por la cantidad de chicos y clubes que la disputan, pero destacar a los talentos según lo que vimos y analizamos en La Pizarra del DT hasta el final es algo necesario, ya que en esta competición hubo varios jugadores que seguirán dando de qué hablar en los próximos años. Vamos con diez de ellos.
Llamó la atención con su juego de pies por cómo atrajo al rival e identificó compañeros a distintas alturas y carriles. Con su zurda aportó en la salida, superó líneas de presión, ayudó a mover de lado a lado y encontrar compañeros para avanzar. Activó a jugadores como Cardinoti, Matheus Martins y Kennedy, quienes continuaron las jugadas y terminaron en gol. La tensión y dirección que le dio a sus envíos demostró la precisión y el alcance que posee. Bajo su arco destacó al reaccionar ante remates potentes de larga distancia, sobre todo en los que llevaron una altura elevada. Ante estos desvió con su impulso y estirada, aunque también vale mencionar su ubicación para ganar tiempo en la reacción. Otro detalle fue en el anticipo, estuvo atento al salir de su zona y llegar a tiempo para desviar antes que el delantero alcanzara el balón. Los envíos laterales sí fueron un punto débil, tanto aquellos que llegaron de acciones en movimiento o a balón parado. Si bien logró capturar algunos que fueron directo a su ubicación, aún debe leer mejor al salir para despejar y enfrentarse en el duelo aéreo a los rivales con más seguridad.
Con sus decisiones demostró su liderazgo e inteligencia. En ocasiones elevó su altura e influyó, con un desborde, desdoble o al estar abierto para recibir y centrar al área. Ahora bien, tiene mucho juego interior con capacidad para construir y profundizar. Generó algunas jugadas en las que realizó movimientos de afuera hacia adentro, pero también partió como un lateral bajo y más adelante se incorporó como interior. A partir de ahí, ejecutó paredes constantemente, un movimiento habitual en el que se evidenció su buena interpretación para atacar espacios y sensibilidad técnica en el pase corto para tocar, desplazarse y controlar nuevamente. A nivel defensivo sobresalió por la exigencia y lectura con la que presionó a sus rivales. Fue muy intenso al saltar y cortar. Se impuso en varios duelos y estuvo atento al presionar postpérdida. Además de medir correctamente cuándo actuar en ese tipo de acciones, usó su cuerpo para incomodar, evitar que el rival girara y aprovechar la línea de banda a su favor. En fase ofensiva tendió a buscar más superar la defensa por medio de un apoyo y movimiento al espacio que por regatear en el 1 vs. 1, quizás ese sea un punto a mejorar en lo individual.
Demostró tener la personalidad para ser un protagonista en las salidas y progresiones de su equipo. Fue creativo y atrevido en sus acciones, tanto al activar a sus compañeros a diferentes alturas como al conducir y superar líneas. Con respecto a lo primero, en distintos momentos entendió qué hacer y lo ejecutó con detalles técnicos destacables; al evadir presiones, recortó con muy buena sensibilidad y mantuvo próximo el balón para continuar con la circulación; al identificar compañeros, entre líneas o en amplitud, con pases de diversas distancia; y al tener el timing justo para decidir, porque en la mayoría de las acciones tuvo la pausa para atraer y realizar el envío. Sobre lo segundo, le abrió muchos caminos a Santos al conducir y romper líneas. Así no solo avanzó metros con su zancada, sino que liberó compañeros con los que luego descargó. Más allá de destacar al jugar en una línea defensiva adelantada, en la que varias veces temporizó y se impuso en el duelo, su defensa del área fue notable. Tuvo mucha atención para cuidar su zona y despejar envíos frontales y laterales, enfrentar duelos al borde del área y cortar. Al anticipar fuera del área demostró que aún puede mejorar en la lectura, porque fue superado en algunas jugadas, pero es entendible porque con solo 16 años aún tiene margen para potenciar todo el talento que posee como central.
Los zagueros zurdos tienden a escasear por eso, cuando se asoma uno que llama la atención, vale destacarlo. Fue varias veces el eje de la salida, supo construir e intervenir al dar apoyos para ofrecer continuidad a los ataques establecidos. Tras identificar a sus compañeros pegados a la línea de cal, o a los costados o las espaldas de los volantes rivales, los activó con su pase de media y larga distancia. De esta forma puso a sus compañeros en situaciones de 1 vs. 1 o aprovechó sus desmarques, aunque aún en los envíos al espacio debe medir mejor la fuerza para dar suficiente ventaja y que el pase no se quede corto. Estos envíos principalmente fueron al lateral, extremo o volante que caía a la banda izquierda. Con respecto a la banda derecha, sí intentó y con éxito (principalmente vs. Resende), realizar el pase en diagonal de central a lateral o extremo. En lo que respecta a los aspectos defensivos, es un central muy atento para anticipar contrarios. Este último detalle, junto a lo bien que mide cuándo saltar, le permitió recuperar al interceptar. Además de esa lectura defensiva, se impuso en varios duelos aéreos a partir de su potencia en el salto y capacidad para ganar por arriba.
Fue quien dirigió el juego desde la base. Como volante central le dio sentido a la construcción al sumar pases en la circulación, para mover de lado a lado o tocar en corto, atraer y avanzar poco a poco. Ofreció claridad en la salida a partir de sus ubicaciones; supo cuándo darle apoyos a los centrales al crear líneas de pase; a los laterales, para ofrecerse por dentro, y descargar o conectar con alguna pared; y al resto de volantes, para ofrecer soluciones durante la progresión. Conectó muy bien tanto con cercanos como con alejados. Con su pase activó compañeros a distintas alturas y carriles; ya sea en plena salida, para superar la presión; o en un ataque, para ofrecer un apoyo y darle continuidad a la jugada o intentar un lanzamiento. Sin balón demostró muy buenas presiones en campo rival, para mantener el balón en esa zona al ganar divididas o interceptar con su lectura envíos directos del contrario. Además, neutralizó varios avances con entradas y barridas. Vale destacar un comportamiento que tuvo en los tiros de esquina. Se ubicó cerca del primer palo y atacó varias veces esa zona, incluso, dos de sus goles llegaron de esta forma.
El atrevimiento y la inventiva que demostró lo convirtieron en el jugador más diferencial de su equipo. El repertorio de acciones que dejó en el campo fue notable, tanto en pases y regates como en controles y movimientos. En varias ocasiones mostró su técnica para ejecutar envíos con la cara interna y externa, así activó entre líneas, cambió la orientación del juego o lanzó a un compañero para atacar la profundidad de la defensa rival. Eso combinado con su visión, le permitió filtrar y dejar varios jugadores en ventaja. También se caracterizó por el engaño. Supo esconder pases, recibir de espaldas y orientar su control, girar o recortar con agilidad. Además, al conducir en velocidad, regateó rivales mientras trasladaba con una muy buena sensibilidad y demostró su capacidad asociativa para activar algunos apoyos. En cuanto a su disparo, ejecutó remates tanto en movimiento como en acciones a balón parado que exigieron a los porteros. Es un “10” que, entre toda la magia que posee, dejó claro que aún debe manejar mejor esos momentos de ímpetu para tomar decisiones al lanzar. Así como también comprender cuándo descargar y no sobrar. Pero, más allá de esos detalles, fue un futbolista para disfrutar y emocionarse con las jugadas que realizó.
La profundidad que generó le convirtió en uno de los jugadores más peligrosos del torneo. Demostró una facilidad tremenda para enlazar, tanto por sus ofrecimientos como por sus lanzamientos. Con respecto a sus ubicaciones, halló espacios al aparecer de varias formas entre los rivales; a los costados, con desmarques que le dieron suficiente tiempo y espacio de maniobra; a las espaldas, para recibir, girar y filtrar; entre central y lateral, para aprovechar los intervalos y recibir o desplazarse por esas zonas. En varias jugadas se vio como dio miradas a su alrededor mientras se ubicó entre líneas para reconocer su entorno y tener en cuenta los rivales que estuviesen próximos a él. Incluso en el área, donde también se evidenció su determinación, identificó y atacó espacios para finalizar. En lo que respecta a sus envíos, demostró una sensibilidad y visión tremenda en el pase al activar varios desmarques al espacio de sus compañeros, pero también al tocar en corto y moverse para avanzar poco a poco y luego lanzar. Además, dejó otros detalles como su primer control, que le permitió descargar o evadir rivales al recibir de espalda, y su aceleración para cambiar el ritmo de la acción. Él dejó claro que en su esencia está ser vertical y causar daño.
Si pensamos en ese perfil de extremo zurdo veloz, que recibe abierto, juega por la derecha y busca el 1 vs. 1 para enganchar hacia adentro, tenemos una idea de lo que fue Giovani en la Copinha. Agitó las defensas al encarar, cambiar de ritmo y evadir rivales con su conducción en velocidad o al relacionarse en corto con paredes e ir al espacio para atacar la profundidad. Su sensibilidad al conducir le ayudó a mantener el balón corto, tanto en plena conducción como al regatear en poco espacio. Si bien apostó más al movimiento interior en diagonal, también desbordó, llegó a línea de fondo o aprovechó los desdobles de Gustavo García cuando se proyectó. En cuanto a su finalización, mostró que es capaz de definir con un disparo potente o colocado cuando tiene ángulo de tiro (vs. Santos) o si este es reducido (vs. Oeste). Ese golpeo también le valió para asistir varias veces en jugadas en movimiento o a balón parado. Al regatear dejó un repertorio de recortes, fintas y autopases con los que complicó la marca a los adversarios. En la banda izquierda actuó muy poco, aunque influyó con alguna asistencia (vs. Atlético Goianiense) o al asociarse para avanzar.
Asombró a todos al marcar diferencias con 15 años en un torneo Sub-21. Más allá del talento técnico e interpretativo, la personalidad y confianza que tuvo fueron factores diferenciales. El primer toque de Endrick fue uno de los detalles que más sobresalió en su juego. Descargó de primera al recibir de espaldas. Habilitó a sus compañeros en pleno ataque directo, al lanzar o devolver una pared con la sensibilidad justa para mantener el ritmo de la jugada y dejar en ventaja al compañero. Además, evadió rivales que lo presionaron desde atrás con algún autopase o giro ágil. Incluso, habilitó varias veces con toques de primera con la cara interna o de taco. Esa capacidad para darle continuidad a las jugadas con el ritmo necesario para desestabilizar a las defensas y conectar con sus compañeros, fue notable. También sus definiciones fueron variadas; al hacerse un espacio, tras recibir en el área con marca encima, aguantar y finalizar; con una chilena, ante varios rivales y al borde del área; tras recuperar en campo rival, hacer autopase y picarla; y al definir de primera, con un cabezazo o ante un envío lateral para finalizar con su zurda. Así fue como en la Copinha se rebeló un chico dispuesto a marcar una época.
Estuvo entre los delanteros más determinantes del torneo al acumular diversas finalizaciones; definió envíos laterales rasos y aéreos desde ambas bandas, ya sea al rematar de primera con su derecha o cabecear; al desmarcarse y ganar el rebote; al acompañar la jugada y finalizar en el área chica. Aunque, más allá de ser decisivo en los últimos metros, tuvo intervenciones interesantes fuera de esa zona. Se ofreció a Jair Paula con descensos para generar líneas de pase o darle un apoyo cuando rompió líneas al conducir. También cayó a las bandas para relacionarse con los extremos, ofrecerse con algún movimiento al espacio o recibir para aguantar y descargar con un apoyo cercano. De esta forma dio continuidad y buscó intervenir en el juego de Santos. Ahora bien, en fase defensiva vale destacar los esfuerzos físicos que realizó en la presión. Fue un delantero incómodo para los rivales. Lanzó presiones con las que recuperó balones u obstruyó al rival cuando circuló el balón. Y no únicamente en campo rival, esos recorridos también los hizo hasta su propio campo para aportar en el bloque defensivo. Dejó detalles técnicos y de interpretación con los que demostró que, en ocasiones, él mismo puede generar la jugada y acabarla.
Para cerrar, también vale hacer una mención a otros jugadores que nos llamaron la atención a lo largo de la copa: Gabriel Silva (Palmeiras); Ed Carlos, Weslley Patati y Lucas Barbosa (Santos); Carlos Daniel, Rubens, Júlio Cesar y Guilherme Santos (Atlético Mineiro); John Mercado y Carlos Biro (Athletico Paranaense); Kauan Kelvin, Pedro Cuiabá y Gabriel Silva (Gremio); Wallace, Matheus Martins y John Kennedy (Fluminense); Joao Pedro, Allison y Estevao (Internacional); Matheus Franca y Kayke David (Flamengo); Guilherme Biro (Corinthians); Paulinho (Sport Recife).